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Álvaro Velarca
Secretario de la CISS
La Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) llevaron a cabo el Seminario: “Embarazo adolescente en el contexto de la pandemia por el COVID-19: diagnóstico, resultados y retos en México y América Latina” con el objetivo de ofrecer un espacio de reflexión y análisis entre instituciones y personas expertas en la temática.
El Secretario General de la CISS, Álvaro Velarca señaló que la pandemia por la COVID19 ha tenido múltiples repercusiones, por lo que desde la Conferencia se busca contribuir al estudio de la problemática del embarazo adolescente y conocer las intervenciones públicas para prevenirlo.
En su oportunidad, el Secretario Ejecutivo de Coneval, José Nabor Cruz Marcelo indicó que el Seminario busca generar un espacio de diálogo para reflexionar, compartir aprendizajes e intercambiar experiencias en torno al embarazo adolescente y sus problemáticas en el contexto de la pandemia por la #COVID19”.
Mesa 1, Embarazo adolescente en el contexto de la pandemia por COVID-19: diagnóstico, acciones y resultados en México
Gabriela Rodríguez, Secretaria General del Consejo Nacional de Población, explicó que el embarazo adolescente es un claro indicador de pobreza; se tienen cerca de 9 mil casos anuales de niñas menores de edad siendo madres, por ello, en la estrategia para la prevención adolescente se busca postergar la edad de la maternidad y paternidad.
“A través de la autonomía y participación comunitaria, una vida libre de violencia, masculinidades positivas, prevención de prácticas de riesgo por consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias y una doble protección, además de difundir la interrupción legal del embarazo, se busca provocar un cambio de mentalidades” aseguró.
María Antonieta Alcalde, Directora para Centroamérica y México de IPAS, informó que México ha ocupado siempre el primer lugar en embarazos adolescentes entre países de la OCDE, y acotó que se trata de un reto añejo que afecta las posibilidades de desarrollo de las mujeres a edades tempranas.
La directora de IPAS, dijo que el Fondo de Población de las Naciones Unidas estima que alrededor de 870 mil mexicanas dejarán de usar métodos anticonceptivos como consecuencia de la pandemia; además de que, durante el confinamiento, de acuerdo a la ONU, se incrementó el 20 por ciento de la violencia de género; de enero a septiembre de 2020 se registraron 531 mil llamadas al 911 relacionadas con violencia familiar.
“Entre los factores principales del embarazo adolescente están la dificultad de acceder a métodos anticonceptivos, abuso sexual durante el confinamiento y la disminución y dificultad en las consultas de salud reproductiva”, señaló.
Gabriela Rivera, Oficial Nacional de Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes y Grupos Vulnerables del Fondo de Población de las Naciones Unidas en México, explicó que 20 mil niñas menores de 18 años dan a luz cada día, es decir, más de 800 adolescentes se embarazan cada hora; mientras que más de 70 mil adolescentes mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y el parto, lo que significa alrededor de 200 por día.
“Estrategias intersectoriales, acceso a un paquete esencial de servicios de salud reproductiva, permanencia en la escuela, acabar con matrimonios infantiles y forzados, construir capital humano, entre otras, son algunas estrategias exitosas para prevenir el embarazo adolescente”, expuso.
Mesa 2, Embarazo adolescente en el contexto de la pandemia por COVID-19: diagnóstico, acciones y resultados en América Latina
En su oportunidad, Silvina Ramos, investigadora del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, explicó que en Argentina puso en marcha el Plan ENIA, el cual crea oportunidades para prevenir el embarazo no intencional de adolescentes promoviendo información y desarrollo de capacidades para decisiones libres; acceso efectivo a métodos anticonceptivos y prevención y detección temprana y abordaje integral del abuso sexual y el embarazo forzado.
“Durante la pandemia se prestaron servicios de salud sexual y reproductiva como servicios esenciales; incorporación de prestaciones virtuales a programas de cobertura; promoción del uso preventivo de anticoncepción hormonal de emergencia; distribución domiciliaria de métodos anticonceptivos, provisión de varios blisters de MAC orales; estrategias de comunicación para reorientar acciones de agentes del Plan Enia; entre otros”, dijo.
Fabiola Pérez Baleón, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, expuso que durante la pandemia se registró un cierre masivo de actividades presenciales de instituciones educativas, lo que provocó la pérdida de oportunidades para recibir educación sexual y la postergación de la implementación de educación sexual integral.
“Entre las acciones para prevenir el embarazo adolescente se requiere una educación integral en sexualidad; consejería y acceso a métodos anticonceptivos, preferentemente los reversibles de larga duración y la prevención y el abordaje de los embarazos en menores de 15 años que demanda acciones para eliminar la violencia sexual de niñas y adolescentes, el acceso a la interrupción legal del embarazo, entre otras”, dijo.
Mesa 3, Estudios y evaluaciones sobre embarazo adolescente en México y América Latina
Rosario Cárdenas Elizalde, consejera académica del Coneval, señaló que en el estudio realizado por esta institución indica que el embarazo adolescente crea y profundiza condiciones de vulnerabilidad, requiere intervenciones integrales, prevención de embarazo no planeados, atender causas de la deserción escolar.
En este contexto, el programa PROMAJOVEN coadyuva a la reinserción escolar después del embarazo y la maternidad, pero es deseable que se fortalezca al vincularlo con intervenciones que contribuyan a neutralizar factores que impidan que las madres adolescentes completen la educación básica.
María de la Cruz Muradas Troitiño, directora general de estudios sociodemográficos y prospectiva en Secretaría General del Consejo Nacional de Población, explicó que es importante que se generen estudios cuantitativos y cualitativos en poblaciones específicas que permitan conocer los factores que determinan el embarazo adolescente; fortalecer los registros administrativos, así como difundir entre la población la conveniencia del registro oportuno de los nacimientos, así como la relevancia de ello para su uso en política pública en beneficio de la población.
Finalmente, Edgar Alonso Herrerías Alfaro, jefe del Departamento de Salud Reproductiva, IMSS-Bienestar, explicó que los Centros de Atención Rural al Adolescente (CARA) surgieron debido a un incremento de embarazos adolescentes, la poca participación de los adolescentes en el autocuidado de su salud, entre otros.
“Creemos en una estrategia basada en un modelo participativo que es dinámico, que modifica actitudes a mediano y largo plazo, que es adecuado a las necesidades de los destinatarios, reflexiva pues permite que tomen decisiones propias y participativo”, explicó.
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