La cascada de atención del VIH y el modelo

Modos de Transmisión de ONUSIDA para el IMSS en 2022

Carlos Leonardo Magis Rodríguez
Enrique Bravo García

Al inicio de la epidemia, adquirir el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se consideraba una sentencia de muerte. En ese entonces, no existían tratamientos médicos adecuados, lo que provocaba un crecimiento exponencial de la mortalidad, con una letalidad cercana al 100% (Valdespino-Gomez et al., 1995).

En 1996, con el surgimiento del tratamiento antirretroviral de alta actividad (TARAA), el panorama se modificó drásticamente, ya que la aplicación de esta nueva terapia logró reducir significativamente la mortalidad por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en los Estados Unidos (Holtgrave, 2005), así como en diversos países europeos (Mocroft et al., 2003). En América Latina, Brasil y Argentina también consiguieron disminuir la mortalidad por sida en 50% y 20%, respectivamente (Chequer, Cuchí, Mazin, & Calleja, 2002).

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