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El mundo está envejeciendo. Algo que representa un reto económico importante para los países, que buscan equilibrar sistemas eficientes en salud, pensión y protección a la vejez con sociedades en las que la proporción de adultos mayores es cada vez más grande y, por ende, estos servicios son más costosos.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó el informe ‘Envejecer en América Latina’, en el que detalla las condiciones de calidad de vida y protección social de las personas de la región y los mayores desafíos que enfrentan los países. Según el informe, la esperanza de vida promedio al nacer en la región pasó de 29 años en 1900 a 75 años en 2021, lo que constituye un aumento notable de 46 años.
América Latina y el Caribe es la región que envejece más rápido en el mundo. Mientras en países como Francia tomó 67 años que las personas mayores de 65 años pasaran de representar el 10 por ciento al 20 por ciento de la población total, se espera que la misma transición se produzca en menos de la mitad de este tiempo en los países de América Latina y el Caribe.
Para 2085, asegura el Banco de Desarrollo, América Latina y el Caribe será la primera región en la que una de cada tres personas tendrá más de 65 años con el agravante de que la región dispondrá de menos recursos económicos que los países de ingresos altos para hacer frente a este proceso de envejecimiento de la población.
“El envejecimiento de la población pondrá a prueba los sistemas de protección social que sustentan la calidad de vida de las personas mayores e impondrá compromisos desde el punto de vista político. El envejecimiento de la población reduce la sostenibilidad financiera de los sistemas de pensiones y también ejerce presión en los sistemas de salud”, indica el estudio.
En el caso colombiano, las proyecciones del BID apuntan a que en 2050 las personas mayores de 60 años representarán el 27,6 por ciento de la población, lo que equivale a 15 millones de personas. “Este crecimiento demanda innovación en los servicios de salud y cuidado a largo plazo”, dice el documento.
¿Cómo viven los adultos mayores en la región?
El estudio reconoce que la calidad de vida de las personas mayores ha mejorado considerablemente en las dos últimas décadas, pero también señala que aún existen grandes diferencias tanto entre los países como dentro de ellos.
El BID tiene un índice de calidad de vida que mide el número de años que una persona de 65 años puede esperar vivir con buena salud y sin pobreza. Dicho índice muestra un avance en las últimas décadas, que pasó de 7,1 años en 2000 a 9,7 años en 2019, antes de la pandemia, un aumento del 37 por ciento. En particular, el BID destaca la reducción de los indicadores de pobreza en la población adulta mayor.
En el año 2000, alrededor del 29 por ciento de las personas entre 50 y 80 años no tenían ingresos monetarios. En 2019, este porcentaje se había reducido al 18 por ciento. Pese a ello persisten brechas entre los países y también brechas de género.
Además, en la región, el 14,4 por ciento de las personas mayores de 65 años viven en situación de dependencia funcional y necesitan ayuda para realizar al menos una actividad básica de la vida diaria. Esto es alrededor de 8 millones de personas mayores.
Pensionados
En 2019, 18 por ciento de las personas entre 50 y 80 años no tenían ingresos monetarios. Crédito: Colprensa.
El documento sostiene que, a medida que las personas envejecen, las pensiones se convierten en su principal fuente de ingresos. Esto hace necesario garantizar una seguridad en los ingresos que es crucial desarrollar sistemas que ofrezcan una alta cobertura y un monto de pensión adecuado.
También señala que, a medida que la población envejece, aumenta la demanda de servicios de salud, y que los servicios públicos de atención a la dependencia en América Latina y el Caribe suelen tener una cobertura y una calidad bajas.
En ese sentido, el envejecimiento de la población presionará la sostenibilidad fiscal y social de los sistemas diseñados para proteger a las personas mayores. El documento concluye que ”la única manera” de seguir avanzando en una mejor cobertura y calidad de la protección social, y controlar así mismo las expresiones fiscales, “es adoptar un enfoque holístico en el diseño de las políticas de protección social, que considere explícitamente las interacciones y sinergias entre las pensiones, los servicios de salud y los cuidados de larga duración”.
El BID puntualiza que, aunque no existe una receta única, y cada país deberá evaluar la viabilidad de las reformas teniendo en cuenta su contexto social, económico y fiscal específico, un enfoque integrado en los tres ámbitos de protección social es primordial.
La oportunidad con la economía plateada
De acuerdo con el BID, el envejecimiento también trae consigo oportunidades de desarrollo económico con la generación de nuevos emprendimientos y oportunidades laborales. La economía plateada, o silver economy, como se le conoce en inglés, engloba todas las actividades, bienes y servicios vinculados al cambio demográfico y se centra en las necesidades de los adultos mayores.
“El envejecimiento puede implicar también una mayor contribución económica de las personas mayores, dado que las mejoras de las condiciones de salud permiten una longevidad más productiva”, asegura la organización.
El BID reconoce que las personas mayores de hoy, por ejemplo, tienen más posibilidades de seguir trabajando, estudiando y consumiendo, gozan de mejores condiciones físicas que las de los mayores de hace décadas, y tienen más energía, lo que les permite no solo seguir disfrutando de actividades que aportan a la economía en el consumo de bienes y servicios, sino que también pueden seguir contribuyendo a la sociedad con sus actividades laborales o emprendedoras.
https://cambiocolombia.com/economia/impacto-envejecimiento-economia-america-latina