Ricardo José Ávalos Robles [1]
“Imagina un lugar donde cada persona puede ser auténtica, sin miedo a ser juzgada; un lugar así transforma vidas y fortalece a quienes lo habitan.”
La verdadera inclusión no se mide solo por políticas o beneficios, sino por las historias que compartimos y cómo nos vemos reflejados en ellas. Cada persona es un universo único, y cuando creamos espacios donde todas las identidades y experiencias son reconocidas y celebradas, no solo transformamos organizaciones, sino también vidas.
Imaginemos un lugar de trabajo donde cada persona puede ser plenamente ella misma: diferentes edades, habilidades, culturas, formas de pensar y orientaciones sexuales. Al sentirse respetadas y apoyadas, las personas descubren la libertad de compartir sus ideas, liderar proyectos y aportar con todo su potencial. Cada gesto de apertura, escuchar con atención, reconocer logros, valorar perspectivas distintas, transforma la inclusión de un concepto abstracto a algo que se respira y se vive en cada interacción del día a día.
Son estas experiencias cotidianas las que nos recuerdan que la inclusión va mucho más allá de normas y protocolos, es un acto de humanidad que transforma vidas y fortalece la cultura de toda la organización. Las acciones pequeñas y genuinas importan tanto como las grandes políticas. Desde un reconocimiento en una reunión hasta la adaptación de procesos para incluir a personas con discapacidades, cada gesto contribuye a construir un entorno donde todos puedan sentirse seguros y valorados.
La potencia creativa nace de creer que cada persona es única y valiosa, y que la inclusión está en los pequeños actos cotidianos: cómo escuchamos, apoyamos y celebramos la diversidad que nos rodea. No se trata solo de cumplir con cuotas o tendencias, sino de construir espacios donde la seguridad, el respeto y la autenticidad sean la base de lo cotidiano.
Con esta misma convicción, en mi experiencia en LLYC he visto como equipos compuestos de personas diversas han usado su autenticidad, sus gustos, historias e intereses en favor de acciones concretas que impactan desde el aporte que tenemos como compañía, que es el marketing y las comunicaciones. Por ejemplo, todavía encontramos que personas LGBTTTIQA+ enfrentan discriminación por sonar o expresarse de cierta manera. Por eso, creamos “Free the Voices”, el primer banco de voces sintéticas diversas que busca eliminar los sesgos en la inteligencia artificial generativa y promover una representación auténtica de todas las identidades.
Hoy, la inclusión es un factor clave en la estrategia empresarial y laboral. Abrir nuestros corazones y mentes no solo genera organizaciones más justas y equitativas, sino lugares donde las personas realmente quieren estar y crecer. La diversidad de pensamiento, experiencias, habilidades, edades e identidades nos enriquece y potencia la innovación, la creatividad y el sentido de pertenencia.
“Celebrar la diversidad no es un acto de tolerancia, es el primer paso para escribir historias que valen la pena ser contadas, cada día, en cada gesto y en cada espacio que compartimos.”
[1] Licenciado en psicología social, con una Maestría en Desarrollo Organizacional y una sólida trayectoria en el diseño e implementación de estrategias de gestión del talento, cultura organizacional y liderazgo. Con más de diez años de experiencia en áreas clave de recursos humanos, ha colaborado con empresas nacionales e internacionales en procesos de transformación cultural, alineación estratégica y desarrollo de capacidades directivas.
Actualmente se desempeña como Director de Talento – HR Business Partner para LATAM en LLYC, liderando iniciativas que vinculan el crecimiento del negocio con la evolución del talento. Su enfoque combina análisis organizacional, gestión del cambio y una visión integral de las personas como motor clave del desarrollo empresarial.
A lo largo de su carrera ha ocupado posiciones estratégicas en capital humano, consolidando su perfil como un aliado clave para la alta dirección en la toma de decisiones que impactan directamente en la sostenibilidad, eficiencia y cultura de las organizaciones. Apasionado por el aprendizaje continuo, Ricardo cree firmemente en el poder de la escucha, la empatía y el liderazgo consciente como herramientas para construir entornos laborales más humanos, efectivos y resilientes.