En un escenario económico global marcado por la desaceleración financiera, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló este jueves 16 de enero que el desempleo mundial se mantuvo en un mínimo histórico del 5% durante 2024, nivel que se espera continúe en 2025 y luego ceda una décima más en 2026, hasta el 4,9%.
El dato de 2024 es el más bajo registrado desde que la organización comenzó su serie estadística en 1991. Sin embargo, los avances en el mercado laboral no son uniformes, y ciertos grupos, como los jóvenes y las mujeres, enfrentan desafíos particulares que fueron revisados de forma independiente para entender sus realidades.
Aunque la estabilidad en la tasa de desempleo refleja un cierto nivel de resiliencia en los mercados laborales, los detalles pintan un panorama complejo.
Desempleo a nivel global según la OIT
Según Ekkehard Ernst, macroeconomista jefe de la OIT, algunos países y sectores no han experimentado los mismos beneficios de esta tendencia. Ejemplo de ello, en 2024, los jóvenes enfrentaron una tasa de desempleo casi cuatro veces más alta, del 12,6%, con pocas señales de mejora en el corto plazo.
“La estabilidad esconde una enorme heterogeneidad entre los países y, en particular, oculta el hecho de que no vemos ningún progreso en los últimos 10 años. Desde 2015, no ha pasado mucho, especialmente en los países de bajos ingresos donde la informalidad y la pobreza laboral siguen siendo muy altas. Estamos hablando de tasas de informalidad en estos países del 80% y pobreza laboral de alrededor de 240 millones de personas en todo el mundo”, comentó Ernst desde Ginebra, Suiza.
Además, la recuperación económica que acumulaban los países tras los estragos de la pandemia ha venido perdiendo fuerza en el tiempo reciente y las tasas de trabajo informal y pobreza laboral han vuelto a los niveles previos al 2020.
Una situación que agrava los déficits de trabajo decente, especialmente en países de bajos ingresos, como reza el informe, mientras que algunas economías avanzadas, como las europeas, sí se percibió que sus mercados laborales lograron mantener niveles relativamente estables. Una situación que contrasta con países como Sudáfrica en donde se registraron cifras de desempleo por encima del 30%.
La desaceleración económica mundial es evidente, con un crecimiento que pasó del 3,3% en 2023 al 3,2% en 2024, y que puede afectar directamente la creación de empleo, según lo que detalla el informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo.
Dejando de lado los términos de crecimiento económico, si se revisa la inflación, de forma positiva, esta sí ha perdido fuerza en muchos países de la mano de la relajación en las tasas de interés, que pone el valor al dinero de los ciudadanos. Sin embargo, los ingresos de los trabajadores continúan siendo insuficientes frente a los niveles de precios actuales.
El desafío del desempleo juvenil y los ‘ninis’
Una de las tendencias más alarmantes destacadas por la OIT es el aumento de la población joven que no estudia, no trabaja ni recibe formación, conocidos como ‘ninis’.
El año pasado estas cifras crecieron a nivel mundial, afectando especialmente a los países de ingresos bajos, como detalla el documento.
Entre los hombres jóvenes en países de renta baja, el porcentaje de ‘ninis’ alcanzó el 20,4%, mientras que entre las mujeres jóvenes la cifra llegó al 37%, exacerbando las brechas de género en el mercado laboral.
A eso se le suma que más de 259 millones de jóvenes estaban en esta categoría en 2024, lo que representa un aumento significativo respecto al año anterior.
Pero, todo no el panorama es sombrío. El informe de la OIT subraya el potencial de crecimiento del empleo en sectores como las energías verdes y las tecnologías digitales. Los empleos del primer sector aumentaron 16,2 millones en todo el mundo, animados principalmente por inversiones en energía solar e hidrógeno.
Pero, de nuevo, el informe detalla que estos avances no están distribuidos equitativamente: Asia Oriental concentra casi la mitad de los empleos en energías renovables, mientras que muchas naciones carecen de la infraestructura y de las competencias necesarias para aprovechar el auge en tecnologías digitales.
Con esto, Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT, enfatizó la necesidad de actuar para abordar los retos actuales del mercado laboral, declarando que “el trabajo decente y el empleo productivo son esenciales para alcanzar la justicia social y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
“Necesitamos acciones inmediatas para evitar una mayor fractura social”, afirmó.
La desigualdad salarial global se reduce, pero persisten grandes brechas, según la OIT
Para englobar el panorama, el informe detalla una serie de recomendaciones para revertir el escenario crítico en el sector laboral, entre esas, un llamado para que los gobiernos inviertan en educación y formación de los jóvenes invitando a “promover programas que impulsen la productividad y la empleabilidad en sectores emergentes”.
También invita a ampliar la protección social de los trabajadores para garantizar las condiciones de trabajo seguras y exhorta a “aprovechar los fondos privados” para que se usen las remesas y recursos de la diáspora de los países y así se impulse el desarrollo local en los países de bajos ingresos.
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