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Me encuentro sumamente preocupado por la tendencia a la baja en la tasa de natalidad de nuestro país en los últimos años y el impacto que tendrá en el futuro para el crecimiento económico de Costa Rica.
Una serie de elementos en la dinámica de la población ha provocado la disminución en los nacimientos, por ejemplo: muchas mujeres priorizan su educación y su desarrollo a nivel profesional, y esto muchas veces puede generar dificultades para establecer un balance entre la vida profesional y la maternidad. También, la inestabilidad laboral y los altos costos en la crianza de los menores de edad hacen que las mujeres sean más responsables a la hora de decidir tener hijos.
La tasa de reemplazo es aquella que permite mantener la estabilidad de la población a lo largo del tiempo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que la tasa de reemplazo debería ser de 2.2 hijos promedio por mujer. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) (2023), la tasa de fecundidad de Costa Rica se encuentra en 1.29 infantes promedio por mujer, lo que coloca a nuestro país en la categoría de ultrabaja natalidad.
Una baja tasa de natalidad conlleva al envejecimiento de la población, esto significa que en el futuro una mayor cantidad de personas estarán pensionadas con respecto a la población que participa en el mercado laboral. Con una menor cantidad de personas en edad de trabajar, los sistemas de pensiones pueden volverse insostenibles y el financiamiento a la seguridad social puede verse afectado, lo que implicaría importantes recortes en las transferencias.
Adicionalmente, con una menor cantidad de nacimientos, menor será la cantidad de personas que se ingresan al mercado laboral, lo que conllevaría a la escasez de trabajadores en ciertos sectores, poniendo en riesgo el nivel productivo del país. Al existir menor cantidad de jóvenes, la adaptación a los cambios de la economía y cambios en la tecnología por parte de la sociedad puede volverse un proceso complicado, perjudicando la innovación y el crecimiento de la economía nacional.
En resumen, los cambios demográficos que vive el país deben seguir siendo objeto de estudio, ya que implica retos importantes a la hora de establecer políticas que permitan crear posibles soluciones a los efectos que pueda tener sobre la economía y el bienestar de la sociedad costarricense.