Reforma de pensiones: los desafíos de un acuerdo

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La reforma previsional ha sido un tema central en el debate político y social en Chile, reflejo de la profunda preocupación de la ciudadanía. Desde 2017, las pensiones han sido consistentemente identificadas entre los tres principales problemas cuya solución el Gobierno debe priorizar (Encuesta CEP 2017-2024).

Recientemente, el oficialismo y la oposición firmaron un protocolo de acuerdo para avanzar en la tramitación del proyecto que continuará su discusión en el Senado, con miras a una votación en enero próximo. Aunque se han logrado consensos importantes gracias al apoyo técnico, todavía persisten desafíos en el diseño de la reforma, además de incógnitas por resolver. La resolución de estos aspectos, en línea con lo que se describe en este artículo, será crucial para determinar si el acuerdo final podrá realmente garantizar un sistema de pensiones más equitativo y sostenible.

 

Consensuando el diagnóstico
La discusión sobre la reforma previsional en curso comenzó hace casi dos años sin un consenso claro sobre el diagnóstico de las pensiones en Chile. La propuesta original del presidente Boric, que buscaba un cambio radical del sistema, proponía una redistribución significativa de los recursos desde los ahorros de los cotizantes hacia las pensiones de los jubilados actuales.

El diseño original correspondía a un sistema de cuentas nocionales, en el que los fondos no están realmente depositados en la cuenta de cada trabajador, sino que se utilizan para financiar las pensiones de hoy. Implícito en la propuesta, tres de los seis puntos adicionales de cotización se destinaban a solidaridad, principalmente intergeneracional. Aunque la reforma presentada durante el segundo gobierno del presidente Piñera planteaba un aporte similar (ver Destacado N° 4), dicho proyecto fue ingresado antes del cambio significativo en el panorama de las pensiones que trajo consigo la introducción de la Pensión Garantizada Universal (PGU) en 2022, que ha incrementado el gasto en solidaridad en un equivalente a 4,5 puntos de cotización.

En enero de este año, la Superintendencia de Pensiones (SP) y la Dirección de Presupuesto (DIPRES) publicaron un estudio (SP y DIPRES 2024) que calculó las tasas de reemplazo del sistema previsional chileno y realizó proyecciones bajo diversos escenarios. Este indicador mide qué proporción de los ingresos que una persona tenía antes de jubilarse es cubierta por su pensión. Su cálculo es fundamental para evaluar uno de los objetivos principales del sistema previsional: suavizar el consumo al pasar de la vida activa a la vida pasiva.

Los resultados de este estudio confirmaron lo que ya se había advertido previamente (Ugarte y Vergara 2022). Las tasas de reemplazo en Chile son altas en comparación con el promedio de la OCDE (2023), especialmente para los trabajadores de menores ingresos, a pesar de que los niveles de cotización son significativamente más bajos (ver Destacado N° 1).

Para los jubilados más recientes, que se pensionaron entre 2015 y 2022, la tasa de reemplazo es del 63% (62% para mujeres y 65% para hombres) de la última remuneración bruta, alcanzando un 172% para aquellos en el quintil de menores ingresos. Sin embargo, el estudio también revela una tendencia preocupante: debido a la PGU, las tasas de reemplazo disminuyen a medida que se acumulan más años de cotización, con una reducción más pronunciada en el caso de las mujeres, relevando la necesidad de apoyo en este grupo.

Mientras la situación de los jubilados actuales muestra resultados satisfactorios a nivel general, la perspectiva para los futuros jubilados es menos prometedora. Las simulaciones de la OCDE sugieren que, sin una reforma, la tasa de reemplazo para una persona joven que comience a cotizar hoy sería de aproximadamente un 35%. Entre las causas de este bajo desempeño se encuentran la mayor esperanza de vida, una tasa de cotización insuficiente y una PGU que crece por debajo de los salarios, solo ajustada por la inflación.

El estudio de la SP y DIPRES (2024) también proyecta las tasas de reemplazo a 40 años, considerando diversos escenarios. El más favorable para los futuros jubilados asume que el 6% adicional de cotización se destine íntegramente a cuentas individuales, sin ningún componente de solidaridad. Incluso en este escenario, la tasa de reemplazo para un pensionado en 2070 es prácticamente la misma que la de alguien que se jubile en 2024 (63% vs 61%). Para las mujeres, el panorama es aún menos alentador. Como se muestra en el siguiente gráfico, destinando toda la cotización a cuentas individuales, una jubilada en 2070 tendría una tasa de reemplazo del 54%, en comparación con el 61% de una jubilada en 2024.

 

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