¿Se puede reformar la seguridad social? Parte I 

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De entrada, me disculpo por elaborar un artículo seriado que consistirá en cinco partes. Es un tema extenso y limitarlo a una entrega generaría un texto muy largo o algo similar a un índice donde se mencionarían los temas sin ninguna profundidad.   

Hace unas semanas discutí aquí en Arena Pública, la complejidad de realizar la necesaria consolidación fiscal en México1. En mi opinión, un tema que va de la mano se refiere al rol fiscal deseable para la seguridad social. Para la gran mayoría de los países desarrollados es la segunda mayor fuente de ingresos fiscales2. Si bien estrictamente hablando las cuotas son una contribución (no son un tributo), en las estadísticas de cuentas nacionales y organismos internacionales, se le considera parte de la presión fiscal. 

¿Puede México prescindir de las cuotas a la seguridad social? En mi opinión difícilmente, al menos en un corto y mediano plazos. De inicio están todos los problemas legales que implica desmantelar subsistemas completos. Más apremiante, en un país que padece una recaudación bajísima, hace más sentido cubrir los huecos existentes que crear otros. 

La otra pregunta es más filosófica. ¿Debe hacerlo? Probablemente no. Hay evidencia abundante sobre las bondades de la seguridad social en términos de bienestar y redistribución del ingreso. Aquí se debe reconocer que pueden haber variantes importantes entre los países y que las circunstancias (muchas veces de origen) han marcado los diseños. Un sistema de protección social alternativo (no de seguridad social) tiene un cargo de la prueba muy significativo. Antes que otra cosa, tendría que mostrar viabilidad y sostenibilidad financiera con supuestos razonables. 

Tampoco resulta trivial un análisis de cuentas generacionales. Cuando se abandona un sistema de seguridad social quedan compromisos. En la medida que esos compromisos se cubran vía impuestos de generaciones que no reciben un beneficio, la incidencia entre generaciones resulta muy injusta. De alguna manera ya se vivió con el paso de beneficio definido a contribución definida en las pensiones (Ley 73 incluyendo la generación de transición versus Ley 97). Transitar a un esquema de autofinanciamiento profundizará enormemente las desigualdades entre generaciones.  

https://www.arenapublica.com/opinion/hector-villarreal/se-puede-reformar-la-seguridad-social-parte-i

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